A través de un libro

I Concurso de Relatos Breves de la Biblioteca Municipal de Castronuño

Título: A través de un libro

Autor: Ana López Hernández

Categoría 4 (Adultos)

A TRAVÉS DE UN LIBRO

 

Nunca imagine que volar fuese tan fácil, pero estaréis pensando que soy una incrédula o que estoy loca,  que no me rigen bien los sesos pero…  ¿lo habéis intentado para poder negarlo?, seguro que en este momento diréis que no hace falta probarlo para saberlo, pero yo consigo volar cuando estoy allí en ese hermoso lugar, con esa brillante arena blanca, allí consigo imaginar lo imposible, y sobre todo allí consigo volar.

No volar como pensáis,  sino a través de un libro, osea, cada vez que leo una sola palabra, frase o párrafo, es como si  volara en una nube, es decir, que yo no necesito un avión para volar a la India, pero conozco sus creencias y costumbres como la palma de mi mano….

Que despiste no me he presentado soy Alicia , Alicia Pérez en concreto, trabajó como profesora de literatura en una universidad prestigiosa,  en mi tiempo libre escribo novelas y voy a un orfanato que hay en mi ciudad, que por cierto, está se llama Valladolid. Bueno, yo voy allí a leerles cuentos a aquellos pequeños niños que tienen una vida paupérrima, solo con el objetivo de hacerles volar con un libro, no estoy segura si consigo que todos los niños vuelen junto a mi, pero por intentarlo no se pierde nada. No estoy casada, ni tengo hijos pero no me importaría tener a un bebé, una personita a mi cargo pero creo que ya es un poco tarde.

Cada mañana voy a la universidad y todos los días son iguales, no estoy diciendo que no me guste mi trabajo, al contrario me encanta y disfruto mucho compartiendo mis conocimientos con mis alumnos.

Pero esa mañana, fue diferente, digamos que no fue el mejor día de mi vida pero, empecemos por el principio. El despertador no sonó, desayune a toda prisa con la mala suerte de tirarme el café en la falda y tuve que volver a la habitación a cambiármela,  cuando salí de casa recordé que se me olvidaba los exámenes de mis alumnos y tuve que volver a por ellos, ya estaba claro que no llegaba a tiempo, bueno el caso es que después de tantos infortunios conseguí llegar a la universidad con media hora de retraso.

Los alumnos no se alegraron al verme entrar, y menos al ver lo que llevaba en mis manos. Al final, decidimos posponer el examen para el día siguiente ya que en apenas media hora no iban a tener suficiente tiempo para mostrarme sus conocimientos.

Todos los días, a la vuelta de mi trabajo pasaba por el orfanato, mi sorpresa fue que al llegar a mi destino estaba allí un señor con buena planta y un traje a mi parecer, bastante caro, hablando con la encargada de cuidar a los niños que residían allí, por la cara de Antonia, la encargada no se trataban de buenas noticias. Me lleve a la encargada a tomar un café para que me explicara la causa de la visita de aquel señor tan peculiar. Antonia, no me lo explico con muchos detalles dado a lo nerviosa que estaba pero según pude entender era que querían demoler el orfanato y trasladar a los niños a alguna casa de un familiar o que alguna persona con recursos suficientes se hicieran cargo de ellos, también me contó que la función del orfanato era generar dinero, pero que como a causa de la crisis nadie quería llevarse a ningún niño, estaban cansados de invertir dinero para cuidarlos, así que después de reflexionar mucho, habían llegado a la conclusión de que lo mejor era cerrarlo y demolerlo, para en un futuro construir allí algo que diese más dinero.

Me quede descompuesta con lo que me había contado Antonia y no me podía quedar de brazos cruzados había cogido cariño a esos niños y no podía dejarles solos.

Tras darme una ducha reflexionar y beberme un vaso de leche, decidí que lo mejor sería recoger firmas para que por lo menos,  conocieran nuestra opinión e intentar parar aquella injusticia que se iba a cometer. Y ya después pensar algo.

A la mañana siguiente, decidí ponerme manos a la obra, primero fui a contarles mi idea a Antonia y a las otras mujeres que cuidaban junto a ella a aquellos pobres niños. Todas ellas apoyan mi idea y firmaron sin pensarlo dos veces. Con mi firma y la de las colaboradoras teníamos un total de veintiuna firmas, no me parecieron suficientes entonces, decidí buscar firmas en mi grupo de alumnos, muchos de ellos firmaron porque en verdad estaban tan indignados como yo o más con la historia que les acababa de relatar, pero también hubo muchos que les daban igual esos niños ya que ellos no eran familia de ninguno, pero tras mi insistencia, conseguí que firmaran. Pedí alguna firma entre el profesorado, pero a mi sorpresa muchos de ellos se negaron a firmar, con la excusa de no querer meterse en problemas. A pesar de mi continua insistencia solo conseguí diez firmas entre mis compañeros profesores, quedé bastante sorprendida pero no podía hacer nada al respecto.

Llame a mis amigas de toda la vida, las explique lo ocurrido y inmediatamente firmaron, ellas pensaban como yo, no querían que se cometiera una injusticia como aquella.

Ese día acabé muy cansada, no me sostenían las piernas pero mereció la pena tanto esfuerzo, conseguí un total de cuarenta y cinco firmas. No estaba satisfecha y quería más colaboración más solidaridad. A lo largo de la semana contacte con muchos amigos de la infancia, con mi familia, con mis vecinos…..

Consiguiendo un total de ciento cincuenta y seis firmas, no me parecieron gran cosa pero en el fondo estaba contenta, ya que si no lograba mantener allí el orfanato por lo menos había logrado que la gente conociese la historia.

Le entregue las firmas a Antonia, se las saltaban las lágrimas estaba emocionada de que tanta gente hubiese firmado. Me dijo que esa misma tarde llamaría al encargado y le entregaría las firmas y un buen discurso escrito por ella contándoles su descontento y rogandoles que no quitaran la casa de muchos niños.

Al día siguiente, quedé con Antonia para que me contara lo sucedido y la respuesta de aquellos hombres

-Antonia cuéntame ¿Qué te contestaron aquellos hombres? ¿Sirvió de algo nuestra protesta?

-Querida Alicia siento darte tan mala noticia la verdad que no sirvió de nada, lo único que hicieron fue reírse de nosotras y tirar las firmas a la basura.

-¡Pero qué me estás diciendo! ¡Serán….!

-Cálmate Alicia, está todo perdido no podemos hacer nada y no sabes cuanto me duele. Ellos son poderosos, y nosotros somos unas pobres luchadoras.

-No, algo podremos hacer no podemos parar de luchar

-¡Alicia por favor! Hay que ser realista hemos hecho todo lo que hemos podido.

-Tengo una idea Antonia mañana hablamos.

-Pero de qué se trata  Alicia por favor ¡Ten cuidado!

La verdad, es que no me sorprende la contestación de aquellos hombres, pero no podía quedarme sentada viendo como esos niños se quedan en la calle. Cuando la dije a Antonia que tenía una idea era para que no perdiese la esperanza pero no tenía nada.

Estaba asustada, tenía la mente en blanco y no se me ocurría nada que hacer.

Una tarde, decidí desconectar y pasar un rato leyendo un libro junto a la chimenea, cuando recibí un mensaje a mi correo electrónico, era la editorial, a la que había enviado una de mis novelas, diciéndome que  los había encantado y habían decidido publicarlo. Estaba eufórica. Cuando termine de leer, vi que al final ponía literalmente `señorita Pérez también la hemos ingresado una cantidad de 250.000 euros en su cuenta bancaria ya que tenemos mucha fe en su libro y sabemos que será un éxito´

Pensé fríamente en que podía invertir tal cantidad de dinero y decidí comprar una parcela que se vendía desde hace tiempo una parcela en el pueblo de mi madre Castronuño, y hacer allí un nuevo orfanato. Hable con el vendedor y al contarle lo que tenía pensado hacer allí me hizo una rebaja.

Después de 2 años el orfanato estaba acabado, era mucho mejor que el otro, este tenía todo tipo de comodidades y era perfecto para los niños.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Author: Castronuño

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