No olvidaremos nada

I Concurso de Relatos Breves de la Biblioteca Municipal de Castronuño

Título: No olvidaremos nada

Autor: Luna Gómez López

PRIMER PREMIO

Categoría 2 (niñas/os de 12 a 14 años)

NO OLVIDAREMOS NADA

Quien me diría a mí, que mi futuro lo decidiera un pequeño juego, un juego poco importante para mí, pero al parecer lo sabía desde hace tiempo.

Soy Manuel, se que os costará creer mi historia pero sucedió así, prometo no exagerar.

Viví toda la vida en Castronuño, junto a mis padres y al lado de mis abuelos, llevaba una vida de lo más normal, mi única preocupación era ganar a las canicas a mis amigos, perseguir a alguno de los pocos coches que había, y poco más.

Una tarde llegue a casa antes de lo normal, había perdido el reloj que tanto apreciaba, llegue llorando y al único que encontré allí fue a mi abuelo, estaba sentado en su butaca azul leyendo el periódico. Él me miró, con su mirada penetrante, siempre creí que teníamos un tipo de conexión extraña  pero nunca lo había dado importancia. Metió la mano en el bolsillo izquierdo de su chaleco y saco mi apreciado reloj, lo había encontrado en el suelo del corral, se me secaron las lágrimas y decidí abrazarlo.

Al día siguiente, mi abuelo y yo fuimos a recoger leña al pinar familiar, allí nos encontramos un televisor viejo, al verlo lo cargamos en el carro y lo llevamos a casa, algo teníamos que hacer con él, a mi abuelo se le ocurrió hacer algo que nadie del pueblo tuviese, algo impresionante, magnifico.

Aunque parezca extraño pensar que a un hombre de 80 años se le ocurrió hacer una maqueta de  cohete para viajar a la luna.

Empezamos haciendo unos bocetos, en un papel viejo, que tenía la abuela para los patrones, mi abuelo sabía que como nos pillara la abuela nos lo tiraría, entonces nuestro proyecto se haría en el granero, no me entusiasmaba mucho la idea pero…

Se nos hacía tarde, y en el granero, no es que contáramos con abundante luz, entonces dejamos el proyecto amanecer.

Al día siguiente nos levantamos entusiasmados los dos, mi abuelo más que yo. Nos dirigimos allí con apenas un vaso de leche en el estomago, y así pasaban los días, días y días. Avanzábamos poco, pero estaba quedando la maqueta bastante decente, con los pocos medios que teníamos.

Pero, un día fue diferente, mi abuelo no recordaba haber hecho ninguna maqueta, ni siquiera se acordaba de donde estaba el granero donde nos reunimos todas las mañanas, yo me empecé a preocuparme y decidí hacer un dibujo de todo lo que avanzábamos en el proyecto, y de todo lo que hacíamos juntos. Nunca pensé que eso le seria útil, pero mi abuelo, pensaba lo contrario.

Mi abuelo, a medida que pasaba el tiempo recordaba menos cosas, apenas ya recordaba mi nombre y yo estaba cada vez, mucho, mucho más preocupado y a la vez más triste.

Con el paso de los años, yo crecí, y me di cuenta de que mi abuelo padecía una enfermedad llamada alzhéimer, me quedé muy impactado y decidí dedicarme a estudiar a fondo esta enfermedad, para que nadie quedase a medias el proyecto con su abuelo.

Espero que con el tiempo, ganemos todos juntos la batalla a esta enfermedad.

Author: Castronuño

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