Castronuño un paraíso para todo galdarro

IV CONCURSO DE RELATOS BREVES DE LA BIBLIOTECA MUNICIPAL DE CASTRONUÑO

Título del relato: Castronuño un paraíso para todo galdarro 

Categoría 4 (Adultos)

Autor: Carmen González Saiz

 

Nací un gélido 21 de enero de 1998 en el seno de una familia galdarra. Fui recibido con una gran alegría e ilusión; una promesa por cumplir, una esperanza entusiasmadora, un proyecto que ambicionar…, lo que hacía depositar en mí todas las expectativas.

Todos tenían deseos de felicidad y prosperidad hacia mí, que se agravaban al ser el primer nieto de la familia. Pero su mayor anhelo era que creciera en su querido Castronuño. Amaban su pueblo, lugar que les vio nacer y crecer, y no era para menos. Era su tierra la que les había dado todo y seguía haciéndolo. La riqueza paisajística les maravillaba una y mil veces y acercarse al mirador de La Muela era un auténtico placer. Estaban convencidos de que yo quedaría encandilado por todos sus encantos.

Mi estampa de debilidad y fragilidad acurrucado en los brazos de mi madre evocaba a mis familiares a reflexionar sobre la vida que me esperaba. Era inocente y bueno, pero no tardaría en tener que enfrentarme con las llamadas del egoismo, de la comodidad,… Tendría que luchar y esforzarme para llegar a ser una persona adulta y madura. Debería combatir contra las cosas negativas de la sociedad y no ser contagiado y afectado por ellas, superándolas para poder desarrollar lo positivo.

Pese a sus temores, para mí era el día en el que abría los ojos a la vida. Empezada mi aventura de crecer. Una aventura llena de sueños por lograr y metas por alcanzar, pero también de riesgos e incertidumbres.

A los pocos días de nacer, mis padres me llevaron a la Iglesia de Santa María del Castillo, donde fui bautizado. Durante toda la ceremonia estuvo muy presente el pueblo de Castronuño, como refugio, guía de mis pasos, tierra de mis antepasados y lugar en el que se esperaba que creciera, fuera feliz y colaborara para hacerlo más grande. Sin lugar a dudas, aquello fue un acontecimiento decisivo para mi futuro.

Poco a poco iba creciendo, y lo hacía bajo los valores de un fiel compromiso que mi familia había ido adquiriendo, generación tras generación. Era la tradición, amor y cariño a Castronuño lo que se había ido fraguando en mi familia por ser la villa en la que habían crecido y disfrutado, por su gente, por su historia y por su belleza.

Esto hacía que en mi vida hubiera fechas importantes para celebrar, fiestas y celebraciones, días señalados, momentos especiales, en los que se revivían acontecimientos importantes que aportaban más alegría y felicidad a mi existencia.

La fecha más importante de todas era el 29 de septiembre, por la transcendencia y significado que supone para mi pueblo, Castronuño. Es el Día del Patrón, San Miguel.

Este día de la festividad de San Miguel se celebra, tras la misa solemne, la tradicional procesión en su honor, en la que desfila una imagen del Santo acompañada por todos. En este acto es fácilmente palpable la gran devoción por el protector de Castronuño, que resulta tan popular como extraordinaria.

Las fiestas de San Miguel dan comienzo con el pregón. Son los cuatro días más esperados del año. Las fiestas están cargadas de eventos: dianas, desfile de carrozas, discomovidas, y emocionantes encierros y festejos taurinos. Además degustamos productos elaborados por artesanos de la zona, como vino y queso.

El acto que, sin duda, resulta el protagonista de las fiestas, dentro de la multitud de actividades lúdicas y tradicionales envueltas en un ambiente de júbilo y fervor, son las famosas Bajadas del Palillo, que constituyen todo un símbolo de Castronuño y una seña de identidad. El canto que nos transmitieron nuestros antecesores recoge el afecto y emoción que sentimos por nuestra tierra, Castronuño, nuestras raíces y nos reúne a todos uniéndonos y reforzando nuestra amistad y convivencia. El momento se vive en un clima de alegría, pasión y amistad convergidas.

Apenas sin haberme dado cuenta había dejado atrás la infancia y ya era mayor. Y debía adquirir una serie de compromisos y responsabilidades: pensar en el futuro y ser capaz de sacrificarme para que éste sea mejor; tener personalidad para actuar por mí mismo, sin dejarme presionar por la mayoría. Pero no iba a ser fácil. Iba a tener que combatir con riesgos y peligros, adicciones, enfrentamientos, vicios, obsesiones, complejos, pesimismo, amoríos, pasotismo,…

Era una etapa de cambio. En ella madurarían grandes experiencias que serían decisivas para el futuro. Mi personalidad dependería de cómo afrontase esta etapa.

Era un cambio importante en mi vida, pero era capaz de ver mis errores.  Aunque lo intentaba no siempre lo hacía bien: criticaba injustamente, daba malas contestaciones, era cómodo, perezoso, irrespetuoso, mentía, engañaba, trataba con desprecio a los mayores, tenía mal genio,… A menudo fallaba, me equivocaba y dejaba llevar por el desaliento, pero en mi interior había una fuerza que continuamente y de manera incansable me ayudaba a levantarme y continuar la marcha, ver las cosas positivas. Era el espíritu y el orgullo de ser de Castronuño.

Al percatarme de todo lo que me daba y aportaba a mi vida, di un paso adelante. Quería fortalecer mi vinculación con Castronuño. Era mi ocasión para renovar y robustecer mi decisión de vivir en Castronuño. Pretendía ser el alcalde para dedicarme plenamente a la mejora y progreso de Castronuño y sus habitantes, siendo un paisano más implicado y activo.

Convoqué a todos los vecinos y vecinas de Castroñuno en la Plaza de la Constitución, donde iba a realizar mi alegato con mis propuestas con el fin de convertirme en el próximo alcalde. Entre mis objetivos prioritarios estaban la prosperidad y futuro de Castronuño, mejorar la vida de los galbarros, ser la voz de la ciudadanía, fomentar la participación ciudadana e implicación social, garantizar siempre la justicia social, la democracia real, defender los servicios públicos, apoyo a los sectores productivos y  la protección del medioambiente.

Durante mi discurso me sentí nervioso, pero, sobre todo, entusiasmado y seguro, pues me había preparado a fondo. Tenía muchas ganas y las ideas claras. Conocía mi pueblo y a mis vecinos, me había comunicado mucho con ellos y conocía sus inquietudes y necesidades.

Al finalizar sentí que todos quedaron ilusionados con mi proyecto. Iba a conseguirlo. Una hazaña que dejaría una huella profunda en mi vida.

Por fin llegó el esperado día, se celebraban las elecciones municipales. Un día grande para mí y para toda mi familia, para todos los castronuñenses y, por supuesto, para el propio Castronuño. Al final de la jornada electoral, tras el escrutinio, se pudo comprobar que había ganado con una amplia mayoría.

Ayer, pasada una semana desde las elecciones, fui nombrado regidor municipal, bajo un clima de alegría, junto a mi equipo de gobierno. Agradecí la confianza que depositaron en mí los más de 400 castronuñenses que me votaron y también a los que no lo hicieron.

Gracias a este hecho pude unirme más estrechamente a Castronuño y sus gentes y darme cuenta de la inmensa ayuda e importancia que tiene en nuestras vidas, al ser nuestro refugio y amparo.

Gracias a todos los castronuñenses por no ser ajenos a mis deseos y aspiraciones.

Gracias Castronuño por aportarnos tu entorno y tanta felicidad.

Gracias mi localidad natal, Castronuño, por tu historia y tus tradiciones, por ser nuestras raíces y guiar nuestros pasos por el camino del amor a la tierra y el cuidado y respeto a la naturaleza.

Gracias Castronuño por ser nuestro paraíso.

Author: Castronuño

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