Os presento a Borja Modroño Maestre, músico y maestro, que ha hecho de la interpretación su profesión. Alegre, familiar y cercano, así es Borja. Me consta, además, que es un vecino muy querido: cruzar las calles de Castronuño con Borja es sinónimo de espera, pues se detiene a charlar con todo el que se encuentra a su paso. Con esta entrevista vamos a adentrarnos en el curioso mundo del teatro. Así pues… ¡Qué comience la función!
Músico y maestro, un día te das cuenta que tu verdadera vocación es la interpretación. ¿Cuándo surge ese momento?
Desde bien pequeño. Recuerdo que Joaquín, nuestro profesor de Lengua y Literatura en el Colegio de Castronuño, nos mandaba aprendernos poemas. Mis compañeros lo recitaban de memoria, sin embargo, a mí me gustaba venirme arriba. Ahí me empezó a picar el gusanillo. De hecho informó a mis padres en las notas que veía en mí dotes para la interpretación, aconsejándoles que me animasen a hacer algo de arte dramático.
Por aquel entonces, solía participar en las obras de teatro con la Asociación de Jubilados de Castronuño: con mi tía Maruja, que era la directora, Pito “El Herrero”, Chon, Jesús, mi prima Laura que era una niña también, e interpretábamos a las parejas jóvenes… Haciendo estas obras me di cuenta de que me gustaba muchísimo
¿Cómo es la preparación de un actor?
La preparación es fundamental, al igual que en otras disciplinas. Cierto es que hay muchísima gente que no tiene formación, pero tienen un don innato que les permite hacer trabajos con mucha profundidad.
En mi caso, hice las pruebas en la Real Escuela Superior de Arte Dramático en Madrid (RESAT). De joven me compraba en el quiosco de Lola la revista Cinemanía, en ella leí que muchos grandes actores se habían formado en el Estudio de Juan Carlos Coraza en Madrid y vi que había una plaza para inscribirse a las pruebas. Así que hablé con mis padres, puesto que la escuela era privada, me presenté y me admitieron.
Recuerdo que la inscripción se hacía en San Miguel y tenía que enviar un formulario por fax y Tino Ferrín me ayudó para enviarlo. Gracias a estos pequeños detalles uno va haciendo un camino.
¿Cómo es un casting?
Son siempre muy complicados porque te lo juegas todo a una carta. Tienes que demostrarlo todo en cinco o diez minutos y tienes que ir a tocar la nota exacta que requiere ese personaje. Es cierto que en función de la relevancia que tenga el casting varía la situación. No es lo mismo un casting para publicidad que para cine o televisión.
Generalmente, en teatro te mandan la obra entera para que la leas y en televisión te mandan una biografía muy concreta de tu personaje (edad, lugar de procedencia…) para que te hagas una idea de cómo es ese tipo y te mandan una o dos separatas (diálogo).
Después, vas al casting, donde se encuentra el director del casting y un actor o actriz que actúa contigo. Eso lo graban y llega el momento de la espera. A la semana o dos semanas te dan una contestación, aunque en cine suelen tardar algo más. A veces el proceso es más largo: te hacen un primer casting, si pasas esa prueba haces un segundo casting en el que te valoran el director y el productor… Es muy duro, pues son muchos filtros los que hay que pasar y son pruebas muy subjetivas.
¿Cómo se accede a los castings?
Se lleva mediante agencia, pero es la pescadilla que se muerde la cola porque cuando no eres nadie, nadie quiere representarte. Así pues, sales de la escuela de arte dramático y empiezas a hacer castings de publicidad o microteatro con la esperanza de que te vea algún director o agente y se interese por ti.
Otra opción es ir a las escuelas de cine, conocer directores noveles que te ofrezcan cortos suyos.
¿Cómo te sientes en esos comienzos?
Al principio casi todos son castings publicitarios. Llegas allí y ves a doscientas personas con tu perfil y te empiezas a cuestionar qué haces allí con aquella gente tan potente. Luego empiezas a acceder a castings más interesantes que requieren de mayor complejidad actoral. Pero siempre sientes muchos nervios.
En mi carrera, el momento crucial es la obra Cuando deje de llover que es la obra con la que ganamos los premios Max y tuvo muy buena acogida en Madrid. Era una producción del Teatro Español, que es público. En este caso funcionó tan bien que nos volvieron a programar una segunda temporada, que en teatro público es muy raro. Funcionó genial gracias al boca a boca y a los Premios Max. Acudieron muchos directores de castings, de hecho allí encontré a mis representantes: Bellón y Guidera. Esta confluencia de acontecimientos ha hecho que tenga acceso a pruebas que antes estaban restringidas para mí.
¿Qué género o subgénero prefieres interpretar?
Me gusta mucho el drama. Cierto es que haciendo comedia me han dicho cosas preciosas, pero me quedo con el drama. Si es un drama social o realista ya me vuelvo loco.
¿Qué personaje has encarnado que más te guste recordar?
Estoy muy contento con mi personaje de Heredia en el Ministerio del Tiempo que me asustó muchísimo porque, cinco días antes, me dijeron que querían que fuera andaluz… ¡Qué locura! En fin, tuve que pedir ayuda a mi compañera Pilar Gómez, de Cuando deje de llover, que era andaluza y me ayudó muchísimo a prepararlo.
Amo profundamente a mi personaje de Cuando deje de llover, que aunque era pequeño en extensión, era grande en profundidad e importante en el compendio de la obra. Además me movía muchísimo el reencuentro con el padre, siempre pensaba en “El Moreno”, mi padre.
Por último, mi trabajo en Criatura, con Consuelo Trujillo. Este papel me ha aportado mucho a nivel artístico. No era un personaje en sí, eran muchos. Requería de mucha constancia.
¿Otros personajes curiosos?
Hay un personaje del que quedé muy saqtisfecho. Era un trabajo con Celia de Molina que se llamaba El regalo, en el que yo hacía de maltratador, el resultado me gustó en el sentido de que no se podía alejar más de mí y de lo que yo conozco.
También hice de terrorista en “Ni con tres vidas que tuviera”.
Durante el casting no creí que me fueran a asignarme estos dos papeles. Al final cuadró, salió y estoy muy orgulloso del resultado final de ambos.
Hablemos de teatro. ¿Qué pasos se siguen para montar una obra?
Una vez que te has sido seleccionado en el casting, empiezan los ensayos, que suelen durar unos cuarenta días. Luego se estrena la función, que suele perdurar mes y medio, con actuaciones entre martes y domingo, porque en el mundo de la farándula se descansa el lunes. Hace años, según la acogida que tuviera podía prorrogarse. Ahora mismo, funcione o no se acaba el espectáculo, lo que es una pena por el trabajo y dinero invertidos.
¿Cuánto tiempo puede pasar desde el primer ensayo hasta el cierre de una gira?
Ha cambiado porque antes una gira podía durar dos años y te recorrías todo el país y parte del extranjero. Hoy es día es impensable debido a los recortes en cultura.
Por ponerte un ejemplo, con Cuando deje de llover actuamos en Madrid y veinte ciudades más. Es una gira medianamente buena en estos tiempos, aunque si hablas con actores de mucha experiencia te cuentan que si no hubiera crisis duraría muchísimo más.
Háblame del microteatro, pues actualmente está muy de moda.
El microteatro es un formato que nace en Madrid hace unos diez años. Surge en la zona de la Plaza de la Luna, detrás de Callao y Gran Vía, que era una antigua zona de prostitución y tras un lavado de imagen, el lugar ha cambiado de manera espectacular. El formato funcionó tan bien que se extendió a muchísimas ciudades: Barcelona, Miami, Colombia, Sevilla, Málaga, Valencia…
Son obras realizadas en una habitación en las que entran unas quince personas que duran en torno a quince minutos.
En Madrid, que es el sitio que conozco bien, van saliendo temáticas: microteatro por dinero, microteatro por sexo, microteatro por la muerte… Entonces, los guionistas en función de la temática van sacando propuestas, preseleccionan actores, escenografía, hasta que se finalmente se lleva al público.
Es muy positivo para la gente que empieza, pues es un espacio más accesible y te permite enfrentarte al público por primera vez a nivel profesional. Es curioso porque es un espacio tan pequeño que las personas que van a ver la obra están a un metro o dos de distancia por lo que no hay cabida para la trampa. Cada veinte minutos hay un pase, por lo que puedes hacer muchas funciones.
¿Tienes nervios antes de salir a un escenario? ¿Cómo los combates?
Siempre se tienen nervios, nunca se quitan. Para ello nos enseñan relajación en la Escuela de Arte Dramático, aunque, obviamente, el día de un estreno por mucho que medites o respires te da igual. De hecho, alguna vez me ha pasado que noches previas a un estreno sueño con que me quedo en blanco en el escenario.
Este tema lo he hablado con gente con mucha experiencia y me cuentan que a ellos les sigue pasando, lo cual reconforta un poco.
¿Cumples alguna rutina antes de salir a escena?
Si te refieres a rutina como a manía o superstición, no. Pero es cierto que antes de salir a escena nos abrazamos o agarramos todos los compañeros de la mano. El teatro es un trabajo en equipo, que es un aspecto muy positivo que aporta esta profesión. Por esta razón creo que el teatro debería estar incluido en el sistema educativo si o si, pues trabajas individualmente y en equipo, rompes tu miedo, tu vergüenza, aprendes a escuchar y te conoces más a fondo a nivel emocional.
También has trabajado en televisión, como en el Ministerio del Tiempo o El Secreto de Puente Viejo. Si tuvieras que elegir, ¿escogerías teatro o TV?
Teatro, sin duda. Para mí, el teatro es el súmmum de la interpretación.
¿Televisión o cine?
Yo me muero de ganas de hacer cine y formar parte de una buena película. Es un trabajo tan delicado, tan sutil…
¿Qué diferencia hay entre trabajar en teatro o en televisión/cine?
En teatro no hay trampa ni cartón, pero las obras duran menos. En teatro hay más ensayos, mientras que en televisión el ritmo de rodaje es bestial, imagínate una serie diaria o semanal… Además, la televisión te abre muchas puertas y hace que la gente te conozca mucho más, pues tiene mucha repercusión. Cuando sales en la tele te llama muchísima gente para comentarte que te han visto, sin embargo cuando estás en teatro te preguntan: “¿y en qué andas ahora?”.
¿Has recibido algún premio?
Recibimos el premio Max por Cuando deje de llover. Es el premio más importante de las artes escénicas.
¿En qué lugar te ha hecho más ilusión actuar?
Donde más me ha gustado actuar es el Teatro Español de Madrid. También me hizo ilusión ir al LAVA de Valladolid y ver que había ido un autobús desde Castronuño.
¿En qué lugar te gustaría trabajar que no hayas actuado aún?
Sin duda alguna en el Teatro Calderón de Valladolid.
Actor y actriz preferidos.
No puedo elegir únicamente uno. Adoro profundamente a Javier Bardem, pero me gusta mucho Luis Tosar. En cuanto a las actrices me gustan mucho Candela Peña y Susi Sánchez… Bueno, las actrices españolas son muy buenas. En cine internacional me flipa Meryl Streep.
Director nacional e internacional con el que te encantaría trabajar.
¡Qué difícil! Me gustan varios. Pedro Almodóvar de director nacional y Ramón Salazar, en cine nacional y, del panorama internacional, me gustan mucho Ken Loach y Gus Van Sant.
¿En alguna actuación has visto gente importante del sector que haya ido a ver vuestra obra?
Pedro Almodóvar fue a ver Cuando deje de llover, le reconocí desde el escenario.
¿Sabes previamente que una persona importante va a ir a veros?
Es raro. Puede condicionar muchísimo tu actuación.
¿Es cierto que el público más exigente es el de Valladolid?
Sin duda, muy exigente y muy entendido. En Madrid, se estrenan muchas obras en Valladolid y en función de cómo sean acogidas se llevan a cabo o no. Incluso en la SEMINCI se han estrenado películas que no han gustado aquí y no se han llevado a la cartelera madrileña.
Te cuento una curiosidad sobre este tema. Hay una expresión sobre el público vallisoletano y es que “patean la película” porque como el suelo del Teatro Calderón es de madera, cuando una película no ha gustado, el público abandona la sala y al salir se oyen muchísimo los pasos. Los directores que vienen a presentar películas en la SEMINCI, en el estreno vienen muy nerviosos.
He de decir que Valladolid es una ciudad que apuesta mucho por la cultura.
Háblame de la SEMINCI. Has presentado varios años el festival. ¿Qué tal la experiencia?
He presentado la parte de documentales varios años y este año me han vuelto a llamar. Todo empezó en Castilla La Mancha. Estuve trabajando en el Festival de Cine de Cuenca, que por cierto, todas eran películas realizadas por mujeres. La programadora del festival era la misma de la SEMINCI y me ofertó participar aquí. Para mí, venir a trabajar a casa era una gozada.
En mi opinión, la SEMINCI y el Museo Nacional de Escultura de Valladolid son los dos aspectos a nivel artístico que más ponen a Valladolid en el epicentro cultural del país.
¿Qué te ha dado Castronuño?
La persona que soy la hacen mis vivencias en Castronuño. He vivido aquí dieciocho años de mi vida, quien soy procede de aquí. Más de la mitad de lo que soy como actor, es Castronuño. Cuando debo de usar mi imaginario al servicio de otro personaje, me imagino escenarios de este pueblo.
Todo el proceso que he vivido como actor y mi vida en Madrid está vinculada a gente de Castronuño: personas que me han llevado y me han traído como Manolo Brita, Asela, Mario Sevilla, Belisario…mogollón de gente que se ha prestado siempre a ayudarme.
Para acabar. ¿Qué le recomendarías a un viajero en Castronuño?
Para mí lo mejor de Castronuño es su entorno, que se pierda por los parajes. Me encanta traer a gente de Madrid y mirarlos a la cara cuando ven la Muela, porque lo que menos que piensan es que va a haber ese paisaje en mitad de Castilla. ¡Es brutal!
2 octubre, 2017
Buen actor y si cabe aun, mejor persona!!!
3 febrero, 2019
Tu articulo me ha resultado útil. Es muy informativo y obviamente estas muy bien informado en este tema.
Me has abierto los ojos a distintos puntos de vista sobre
este tema con nuevo contenido interesante y solido.