II Concurso de relatos breves de la Biblioteca municipal de Castronuño
TERCER PREMIO
Título: La pastora de este pueblecito
Autora: Cintia Martín Sáez (Castronuño)
Categoría: 1 (niños y niñas de ocho a 11 años)
¿Habéis visto alguna vez uno de esos armarios antiguos, con sus molduras y su pintura envejecida?
La pastora lo tenía en su gran habitación, en su enorme casa situada en la calle Pastores número ocho de Castronuño.
La pastora llevaba zapatillas doradas, un vestido adornado con una rosa fresca, un sombrero de oro y un cayato de pastor.
El armario estaba lleno de vajilla de plata, las cazuelas de porcelana, cubiertos bañados en oro y en los cajones había manteles, servilletas y escondidos unos molletes que les había hecho la panadería del pueblo.
El cielo totalmente estrellado se extendía sobre sus cabezas y a sus pies quedaban los tejados de su gran pueblo.
Un gran día la gran pastora ofreció a sus vecinos que podrían hacer molletes en su casa.
Locas de contentas, fueron a comprar los ingredientes a la tienda y quedaron todas el sábado por la tarde en casa de la pastora.
Allí hicieron la masa, moldearon los molletes y los metieron en la cama de la Pastora para que fermentaran.
Paseaban la mirada por los preciosos molletes, Pastora no se había figurado nunca la reunión de vecinos haciéndolos. Al día siguiente recogieron todos los molletes, los pusieron en bandejas y salieron a “La Muela” a disfrutar del precioso día que hacía.
Allí, vecinos del pueblo llevaron chorizo de la matanza y junto a los molletes saboreaban esta exquisita merienda.
No tardaron en llegar los del ayuntamiento y, para finalizar, la Pastora les amenizó con unas jotas castellanas, cantadas con la gente del pueblo.
!Que horror! – exclamó la Pastora, ¡La que he organizado con los dichosos molletes!
Se dijo, “muy pronto organizaré fiesta preparando Bollo de chicharrón que también es típico de mi pueblo, y sobre todo invitaré a toda la gente de Castronuño que es un pueblo especial.
Pastora volvió a su casa y volvió a mirar su armario antiguo con sus molduras y su pintura envejecida, en el cual guardaba muchos tesoros……..MOLLETES
¿Habéis visto alguna vez uno de esos armarios antiguos, con sus molduras y su pintura envejecida?
La pastora lo tenía en su gran habitación, en su enorme casa situada en la calle Pastores número ocho de Castronuño.
La pastora llevaba zapatillas doradas, un vestido adornado con una rosa fresca, un sombrero de oro y un cayato de pastor.
El armario estaba lleno de vajilla de plata, las cazuelas de porcelana, cubiertos bañados en oro y en los cajones había manteles, servilletas y escondidos unos molletes que les había hecho la panadería del pueblo.
El cielo totalmente estrellado se extendía sobre sus cabezas y a sus pies quedaban los tejados de su gran pueblo.
Un gran día la gran pastora ofreció a sus vecinos que podrían hacer molletes en su casa.
Locas de contentas, fueron a comprar los ingredientes a la tienda y quedaron todas el sábado por la tarde en casa de la pastora.
Allí hicieron la masa, moldearon los molletes y los metieron en la cama de la Pastora para que fermentaran.
Paseaban la mirada por los preciosos molletes, Pastora no se había figurado nunca la reunión de vecinos haciéndolos. Al día siguiente recogieron todos los molletes, los pusieron en bandejas y salieron a “La Muela” a disfrutar del precioso día que hacía.
Allí, vecinos del pueblo llevaron chorizo de la matanza y junto a los molletes saboreaban esta exquisita merienda.
No tardaron en llegar los del ayuntamiento y, para finalizar, la Pastora les amenizó con unas jotas castellanas, cantadas con la gente del pueblo.
!Que horror! – exclamó la Pastora, ¡La que he organizado con los dichosos molletes!
Se dijo, “muy pronto organizaré fiesta preparando Bollo de chicharrón que también es típico de mi pueblo, y sobre todo invitaré a toda la gente de Castronuño que es un pueblo especial.
Pastora volvió a su casa y volvió a mirar su armario antiguo con sus molduras y su pintura envejecida, en el cual guardaba muchos tesoros……..MOLLETES
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