II Concurso de relatos breves de la Biblioteca Municipal
Título: De carrera en la Florida
Autor: Enrique Benito Peñalba, Tudela de Duero (Valladolid)
Categoría 4 (adultos)
“DE CARRERA EN LA FLORIDA”
No me extenderé demasiado en esta narración, mas sí quiero relatar mi experiencia vivida en Castronuño, reducida a mi participación en las carreras populares, habiendo participado hasta la fecha en las dos ediciones celebradas de la Carrera del Mollete. No había tenido ocasión de pisar antes vuestro bello pueblo, aunque sí conocía gente originaria de allí, y por ellos era conocedor de la situación geográfica de Castronuño en un entorno privilegiado (Lo llaman “La Florida del Duero”, me recuerda en parte a mi querido “Oasis de Castilla”), y de la rica vida cultural que aflora en el municipio.
Recuerdo un frío día del característico invierno del Diciembre castellano allá por el 2.015, en la Capital del Pisuerga coincidí con vuestro alcalde, Quique, y tras un rato de conversación me comentó que para Semana Santa iban a organizar una carrera allí en el pueblo; De la emoción precipitadamente le garanticé mi participación. Llegó el día D, 26 de marzo de 2.016, en que tuvo lugar la I Carrera del Mollete, que empezara con muy buen pie y sin lagunas, con las garantías que puede ofrecer Runvasport en la parte técnica. Acudí a la carrera con una pareja amiga mía, Javi y Mila, que pasaron a buscarme por Tudela, y pusimos rumbo hacia el Suroeste de la provincia, en un trayecto en el que ya nos encontramos algún nubarrón, y el viento en la carretera hacía acto de presencia, malos presagios de cara a la carrera, pues nos hacíamos a la idea de la climatología que nos encontraríamos.
Llegamos a la carrera un poco justos de tiempo, con el tiempo justo para recoger el dorsal, saludar a Quique, a Justino y cambiarnos. Poco tardo en percibir que hay un buen plantel de galgos; Está cerca de Toro, y por esa zona hay muchos y muy buenos atletas populares. A las 17.30 se daba la salida, e impulsado por la emoción pronto avancé varias posiciones. Se dan dos vueltas a un pequeño circuito en el interior del pueblo, ahí me noto muy fuerte, aunque algo pasado de pulso. La gente del pueblo anima mucho, se les ve contentos con la carrera; De esos pueblos entrañables donde quieren que haya vida en el pueblo y quieren que lo visites, para lo cual se vuelcan en la actividad que se organice; Es casi un espejismo cuando en otros sitios te encuentras con que un pequeño corte de calles hace que los menos civilizados estén crispados y busquen formar un aquelarre para linchar al responsable de la actividad o al cargo político que más ganas tengan. A partir de esas dos vueltas, vamos hacia la zona de las bodegas, y al estar más a la intemperie poco tarda en hacer mella Eolo, por ello comienzo a perder fuelle, y ya en la larga bajada perdí contacto con el grupo con el que iba. Llegamos al avituallamiento, situado poco antes del km. 5, y tenía la sensación de llevar más kilómetros, veía que poco más iba a hacer en carrera que “salvar el día”, aquí no iba a tener un paseo triunfal para celebrar el resultado del último maratón.
Me pasaban más corredores, y si el viento favorecía, podía seguir su estela algunos minutos. Había bastantes cuestas, que en un día menos cruzado las habría disfrutado bastante. El caso es que a pesar de no tener mi día, la carrera me estaba encantando. Tras la última cuesta, vino una bajada larga en la que intenté incrementar un poco el ritmo, y en el callejeo final me animé gracias a los ánimos que daba el pueblo, y al sprint gané alguna posición. Completé los 10’3 kms. del recorrido en 46’31’’, a un ritmo de 4’31’’ el km, y en el puesto 51º de 119 clasificados, descontento con mi resultado pero encantado con la carrera, la que con tanto cariño recuerdo, entre otras cosas, porque ese día conocí al corredor galdarro Toni Sotelo, hoy amigo mío. También es difícil de olvidar los molletes a los que nos invitaba la organización, un rico bollo que cunde mucho, me comí uno cuando llegué a casa y ya me sirvió de cena (Y me decía Quique que estaba delicioso untado de nocilla, con eso ya me cojo un empacho, que pasados los 20 años el estómago no aguanta todo).
Concluida la carrera, realice la crónica de la misma (Un hábito que adquirí desde mis comienzos en el atletismo popular, entre mis crónicas de carreras y los tiempos en que escribía Hip-Hop fui cogiendo gusto por escribir, algo para lo que era un poco perezoso en mi etapa en la Secundaria y en el Bachillerato en el I. Es. Río Duero), la publiqué en mis redes sociales y también la incluí en la revista Calle Running, y gustó en Castronuño, lo cual me llenó de orgullo y satisfacción. En los meses posteriores a la carrera, fui labrando más amistades deportivas castronuñeras, como Víctor, Nacho o Rober.
A finales del año 2.016 ya tenía conocimiento de que habría una nueva edición de la carrera del Mollete en Semana Santa, por lo que tuve claro que sería mi plan deportivo para ese puente, pues espero ser de la partida en todas las ediciones que haya. De hecho, se cocía una atmósfera un tanto extraña en nuestro deporte, pues a pesar del boom del running en nuestra provincia la mayoría de las carreras populares habían perdido participación con respecto a otras ediciones, y son las carreras pequeñas las que previsiblemente saldrán peor paradas si cae la participación, y por ello peligraría su supervivencia. Por ello, tuve claro que desde Calle Running tenía que colaborar de una manera más activa con las carreras pequeñas, y en el caso de Castronuño, aparte de darle difusión en las redes sociales, también aporté ejemplares de la revista para incluir en cada bolsa del corredor.
Llevaba unas carreras un tanto irregulares, sin buenos resultados aunque entrenando sí tenía buenas sensaciones, y esperaba de esta carrera que fuera mi lanzadera hacia una buena temporada. Esta segunda edición se celebraría el día 15-4-2.017, un día muy soleado y con un sofocante calor, atípico en la Semana Santa, ya que caiga en la fecha que caiga es costumbre que llueva. Ese día acudo a la cita deportiva junto a José y David. Llegamos con tiempo, y hasta la salida nos da tiempo para conversar un poco con otros corredores, como Carolina, Begoña, Edu, Eli, Félix o Toni. Para colmo se me olvidó llevar la gorra; Casi 150 carreras a mis espaldas y no termino de ser previsor.
No somos muchos participantes, por lo que no hay amontonamiento en la salida. Se da la salida y poco tardo en ganar posiciones. Por las condiciones de calor en las vueltas del principio en el casco urbano guardo cartuchos, procuro no cebarme en seguir a otros corredores, ya que preveo de más de uno de los que van a ritmos muy altos que estarían disputando la prueba corta, ellos están a otra película. Doy alcance a la primera fémina, Silvia, que a priori en esta carrera no tendrá rival, y damos caza a Félix. Tras esas dos pequeñas vueltas ya salimos del pueblo, y en los caminos se notan más los efectos del calor. Noto algo de fatiga y bajo un poco el ritmo en una pequeña cuesta en la que Félix va como un cohete; A éste no hay quien le siga, en la zona es el único veterano F al que no rebaso en carrera.
Sigo con buena marcheta y paso a algún corredor, preveo ir sobre el 20º. Sin cebarme, me voy manteniendo. Voy viendo a Toni y le voy recortando metros; Sabía que llevaba algunas semanas en el dique seco a causa de una lesión, y está visto que no está del todo recuperado. Cojo agua en el avituallamiento y tengo ya más cerca a Toni, le alcanzo y le pregunto cómo va. Me dice que no va bien, y en la cara le noto ir forzado, opto por quedarme con él y ayudarle en la carrera de su pueblo. Me dice que tire que para adelante, que me ve fuerte, pero prosigo a su lado, y por momentos parece que recuperamos ritmo.
Va avanzada ya más de media carrera, yendo a estas alturas la carrera fragmentada en varios y pequeños grupos, nosotros tenemos cerca a otros corredores a los que alcanzar, y por detrás nadie viene de cerca, algo a lo que me voy acostumbrando, ya que muchas veces me toca correr en tierra de nadie. Esto es buena señal de cara a mantener la posición en carrera. Los voluntarios en bicicleta animaban mucho a Toni, que entre los locales es el favorito a primer local, y el más querido por el público por lo que he podido comprobar. Hacemos grupo con otros dos corredores, y en uno de los últimos repechos Toni parece que se clava, ahí sigo con él. Pasamos junto a un árbol y le digo la gracia de “¡Ten cuidado con la rama no te des!” (Una larga historia a costa de que en una carrera en Valladolid Víctor, Toni y yo íbamos entre los primeros a buena velocidad, casi me da una rama en la cara y puse las manos para evitar el impacto, cuando un segundo después escucho a Toni reprocharme que le he dado con la rama, algo que me recuerda en todo momento jejeje), y él se ríe un poco. Se le está haciendo larga la carrera, queda poco y ya no tiene chispa para apretar un poco (Luego me contaría que esta carrera se le haría casi más dura que el tradicional “Baile del Palillo”, que dos horas dura).
Último repecho y me noto fenomenal, aunque prosigo siendo escudero de Toni. En la bajada los otros dos corredores se adelantan unos metros. Toni me indica que los siga, pero sigo optando por ir con él. Llegamos a las calles del pueblo, ovación de los vecinos al ídolo local, vamos disfrutando del aplauso, ya vamos notando la alegría de tener cerca la meta. Anuncia nuestra cercanía a la meta la speaker. Le ofrezco mi mano a Toni, y entramos en meta de la mano (Aquella imagen al día siguiente fue trending topic). Al momento nos felicitan Quique y Rosana, luego Justino, alma mater de Runvasport. Toni está emocionado por tanta ovación, y muy agradecido por mi ayuda (Él luego en otras carreras me ha ayudado, hacemos un buen tándem), ha sido finalmente segundo local. Cogemos un poco de aliento, y poco después llega Nacho, que ha sido el tercer local. Felicitaciones con otros corredores mientras, por allí también se está reponiendo del esfuerzo mi amigo Roberto Peral, tercer clasificado de la general. Sigo por zona de meta y espero a la entrada en meta de José y David; Más tarde entraría Elisabeth, y poco más atrás Eduardo. Sólo le puedo poner una pequeña pega a la carrera, que en el pueblo había unas moscas enormes que bien podían parecer bichos tropicales (Igual por culpa de esos insectos es por lo que se conoce a Castronuño la Florida jejeje).
Tras quitarnos los sudores y malos olores, José, David y yo hacemos el tercer tiempo en uno de los bares de la zona, y vamos hacia el centro cívico para ver las clasificaciones y la entrega de trofeos, y de paso comemos algún mollete, y ya compro una bolsa de molletes para llevar a casa. En clasificación he finalizado el 22º de 76 clasificados, con un tiempo de 45’16’’, en esta ocasión a 4’23’’ de media. Quedé 4º de mi categoría, el tercero fue uno de los que nos ganó unos metros en la parte final. Aparte de pasarlo bien por Castronuño, esa carrera me sirvió de test para recuperar confianza en mis capacidades, en especial para el Maratón de Madrid, que sería 8 días después, donde posiblemente haya hecho una de las mejores carreras de toda mi vida deportiva.
Como por costumbre, hice crónica de esta carrera, y de nuevo la incluí entre los contenidos del nº de mayo de Calle Running, y volvió a gozar de buena aceptación en el pueblo, con esta gente conecto bien. Reconozco simpatía por Castronuño, si algún día me cambiara de pueblo, ésta sería una de las opciones que gana enteros. En clave de humor podríamos decir “Y son los vecinos los que eligen al cronista y es el cronista quien elige a los vecinos”. Ya estoy esperando la celebración de la tercera edición, en la que espero estar de la partida, y con mis medios ayudaré en lo posible a la organización. ¡Gracias a cuantos me leéis!
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