Entrevistamos a Carlos Domingo Valdunquillo, Licenciado en Geografía e Historia por la Universidad de Valladolid, con el fin de analizar los puntos fuertes del turismo en Castronuño, y averiguar, de alguna manera, la imagen que proyectamos a nuestros visitantes, desde la perspectiva de alguien ajeno al municipio, como es el caso, algo que nos va a servir para mejorar o reforzar, más si cabe, nuestro modo de dar a conocer Castronuño.
Desde una visión geográfica e histórica, ¿qué crees que puede ofrecer Castronuño al turismo?
Esta es una pregunta con un valor muy interesante. Castronuño se localiza en el único humedal protegido de la provincia de Valladolid, muy cercano a la Ruta del vino de Toro. Si bien, no se encuentra en una confluencia de caminos, ya que ninguna de las dos autovías cercanas da un acceso directo a esta población. Es por ello que, realizar una parada en el camino y dirigirse a esta localidad, merece verdaderamente la pena por cuanto ofrece un espacio natural en el que poder disfrutar de la observación de las aves que anidan en el embalse de San José.
Por otra parte, no debemos obviar el valor del patrimonio cultural con el que cuenta Castronuño. Sirvan de ejemplo su iglesia y el colegio.
¿Qué importancia crees que tiene la reserva natural y qué valor añadido aporta?
El embalse de San José ocupa una superficie de 164 hectáreas y tiene una capacidad de 6 hectómetros cúbicos. Este embalse fue construido en 1941 y su primer uso fue para producción de energía eléctrica y para los regadíos de la zona. Esto ha supuesto el nacimiento de un carrizal en el que conviven diferentes especies de aves, dando lugar a una Zona de Especial Protección para las Aves [ZEPA]. El valor añadido que aporta este humedal se encuentra en un tipo de turismo, cuyo objetivo es la observación de las variopintas especies de aves que podemos encontrar a lo largo de todo el año. Entre estas aves se encuentran las garzas, los pediazules y distintos tipos de ánades. Además, el coto de pesca atrae a aquellos viajeros que buscan en sus aguas las carpas y los barbos. Así, una de las rutas turísticas se basa en realizar la senda de los pescadores, que avanza cercana al carrizal del embalse.
Además de la reserva natural Riberas de Castronuño – Vega del Duero, ¿qué más crees que podemos visitar en su casco histórico?
Como en todo municipio, Castronuño cuenta con su propio Ayuntamiento, pero también esconde lugares y rincones emblemáticos que los visitantes no deberían perderse ni pasar por alto. Uno de ellos, quizá el más popular, es la Iglesia de Santa María del Castillo que, construida entre el final del románico y principio del gótico, posee un rosetón de alta belleza y valor arquitectónico. Además, la construcción de esta Iglesia encierra la particularidad de encontrarse alineada –en el valle del Duero– con otras dos obras de la época, como son la Colegiata de Toro y la Catedral de Zamora.
Otros de esos rincones que merecería visita obligada son las escuelas, que fueron levantadas en la segunda república siguiendo el modelo de las escuelas rurales y de otros centros educativos construidos en esos años (arquitectura de ladrillo, grandes ventanales, etc.).
¿Cómo consideras que puede favorecer al turismo rural y a Castronuño la pandemia ocasionada por el coronavirus?
Debido a la situación actual que vivimos, la movilidad de turistas se ha reducido y en todo caso se viene orientando hacia una movilidad intrarregional. El turista busca sitios para realizar visitas cortas, lugares al aire libre y alojamientos en los que no coincida con un gran número de personas. Esto supone un beneficio, principalmente socioeconómico, para las áreas rurales como es el caso de Castronuño.
Carlos Martín Herrero 2020
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