LA SENDA DEL FERROCARRIL.

Ya os he comentado que Castronuño es un paraíso para los amantes del senderismo.

Para hacer esta entrega, recorremos La Senda del Ferrocarril. De todos los caminos que atraviesan nuestro territorio, éste es el más recomendable para los principiantes, pues es de corta longitud (tres kilómetros aproximadamente) y no tiene mucha inclinación. Acertadísimo, también, para pasear con niños.

 

Este sendero se lo debemos a la construcción de la estación ferroviaria. La vía fue construida entre 1863 y 1864 por la Compañía del Ferrocarril de Medina a Zamora y de Orense a Vigo. Hoy no es más que un hermoso edificio abandonado, más en su día fue un lugar muy transitado. Lugar de espera, de despedidas, reencuentros, de trasiego…

Los usuarios de la estación de Castronuño solían coger este camino, antiguamente, pues era el más corto y así queda rebautizada la ruta hasta nuestros días.

Para hacer este trayecto partimos de la Plaza de la Constitución, en la parte baja de Castronuño y empezamos a caminar dirección a Pollos. Una vez abandonamos el pueblo y hemos sobrepasado el mural que representa la tradición de los Quintos, cogemos el primer camino que aparece a nuestra izquierda, vamos a caminar por la margen izquierda del Río Duero, al contrario del fluir de sus aguas. Nos encontramos junto al carrizal y vamos notando el frescor que aporta a la zona. Mientras vamos caminando conviene ir mirando hacia esta franja, pues con suerte veremos garzas reales, aguiluchos laguneros, cormoranes… Según la época en la que hagamos el recorrido podemos ver aves más o menos singulares: como la garza imperial en época estival.

Un poco más adelante, nos topamos con la vía del ferrocarril, justo a los pies de un puente por el que máquina y vagones cruzan el Río Duero para adentrarse en el encinar. El puente que vemos ahora, en piedra no es el original. Hubo otro, años ha y por eso os dejo una foto de aquel puente. Aún pueden verse allí las pilastras que hicieron de soporte a ese olvidado viaducto.

 

Desde aquí ya vemos la estación. Puedes acercarte a verla, es un lugar muy fotografiado, aunque no hace justicia a las historias que cuentan los lugareños. Historias que pueden dar lugar a otra entrada de este blog.

Volvemos al camino y seguimos la andadura hasta la Finca de Cartago, lugar en el que de niños tuvimos la gran suerte de ver avestruces en lo que fue una granja aviar. Seguramente una de las excursiones escolares más recordada por los alumnos de Castronuño de aquella época.

La estación por Javier Martín Sánchez

 

Una vez aquí, volvemos sobre nuestros pasos. Si has tenido la gran idea de hacer la escapada por la tarde puede que veas el atardecer desde este camino: una delicia de colores para tus retinas.

Author: Castronuño

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1 Comment

  1. Precioso paseo y de poco esfuerzo , siempre que vamos lo recorremos varias veces

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