CELEBRACION, DESDE EL MIRADOR DE LA MUELA

II Concurso de relatos breves de la Biblioteca Municipal

Título: Celebración, desde el mirador de La Muela

Autor: Manuel Terrín Benavides, (Albacete)

Categoría 4 (Adultos)

CELEBRACIÓN DESDE EL MIRADOR DE LA MUELA

Seudónimo: NUEVO GALDARRO

 

A veces, bajo piedras de calzadas, voces lejanas te persiguen, ecos como una cucharada de letras en el aire, salomas tierra adentro, exequias, nenias, remotísimo castillo junto a la desembocadura del Trabancos, lamento de muchacha pagana –pía in suis- deshonesta luna que besa el meandro del Duero.

 

Así, Señor, sencillas y solemnes son tus manos fecundas y tus hondas razones, como la dehesa de Carmona, la de La Rinconada, como el Duero dilatado en su ocaso, como soplo de álamo que el corazón me abulta mientras te hablo en silencio desde el mirador de La Muela de Castronuño.

 

Yo sé, señor, que estás en todas partes, hasta en la incertidumbre de los poetas tristes, pero solo consigo ver tu totalidad, tu luminosa totalidad, tu mundo de silencio tan auténtico, erguido como estrofa de esta piedra cansada de la iglesia de Santa María del Castillo, de la fecundidad castronuñera del manantial del Caño.

 

A veces te desborda oleada de gentes ocasionales, plegarias a la Virgen de la altura, merletas, arcos, lápidas, ocarinas, timbales, arpas, pífanos, valerosos guerreros que defienden su identidad frente a la reina invasora y que hoy duermen hundidos en la tierra como insulto del tiempo.

 

Pasan manos de sombra reflejada sobre toda la comarca de la tierra del vino: aves que vuelan hacia el sur y van dejando un sacramento nuevo sobre las riberas del Duero, mientras tristes vencejos, goterones de su noche flotante, alzan su poderío río arriba, allá donde los sueños de los poetas se salen de la tierra.

 

Yo sé que nada vale este ramaje prodigioso de las huellas históricas, que todo es un gesto de tu nunca entendida indiferencia, pero estoy en el mirador de La Muela, frente a la estepa inmensa, y no concibo la muerte, ni tu muerte, derrumbe de supremas magnitudes, ni la mía tan leve que ha de venir cubierta de absoluto silencio.

 

Frente a frente este día, paisaje impresionante.

Si tú, Señor, me derramaras el alma entre estas vegas y estos bellos rincones, mañana nacerían canciones como gestos castronuñeros.

 

 

A veces, cuando acercas el oído a las riberas del Duero, escuchas los ladridos del perro de la historia, la soledad marchita de los besos rotos en paisajes apasionados como torbellinos y comprendes que todos los caminos se entrecruzan debajo de tus pies y te conducen por Castronuño como vasallos fúnebres.

 

Estas piedras austeras que nunca se analizan conocen su grandeza, su destino preciso, su condición de testigos del paso del tiempo y yo, que soy razón, que tengo el alma sentada en el petril del pensamiento, hoy no entiendo las causas de la muerte, de todo lo que es bello y se rompe para siempre cualquier tarde.

 

 

Author: Castronuño

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