JAMAICA Y LA NAVIDAD

II Concurso de relatos breves de la Biblioteca municipal de Castronuño

Título: Jamaica y la Navidad

Autora: Irene Álvarez Hernández (Castronuño)

Categoría 1 (niñas y niños de 8 a 11 años)

 

Jamaica y la Navidad

 

Erase una vez una niña llamada Jamaica, vivía en España, en Castronuño, donde era muy feliz, hasta que un día de primeros de julio se tuvo que ir a vivir a América, a Argentina, concretamente a Buenos Aires donde había encontrado trabajo su padre.

Al llegar allí se emocionó mucho al saber que iba a hacer nuevos amigos. Empezó el curso, todo iba bien, había hecho muchos amigos y su mejor amiga se llamaba Andrea. Se acercaba la Navidad, todas las clases de su colegio y los profes preparaban una actuación para el festival de Navidad. La clase de Jamaica interpretaba el cuento Samanta y la Navidad. Jamaica hacía el papel de Samanta, todos lo ensayaron mucho. Llegó el día de la actuación y con tristeza Jamaica pensó en lo mucho que deseaba volver a España a celebrar la Navidad como siempre, rodeada de toda la familia.

Días después de la actuación, sus padres le dieron una gran noticia: su padre se iba a convertir en el dueño de la empresa en la que trabajaba. Ella se puso muy contenta al saber que su padre iba a ser el jefe de una de las empresas más importantes del mundo. Su alegría acabó al enterarse de que no podían ir a pasar las vacaciones de Navidad a España. Sus padres la intentaron calmar con bromas y chistes, pero nada, no lograban quitarle el enfado a su hija. Al día siguiente Jamaica notó que todo el mundo se volvía en su contra. Todo el mundo se alegraba de que después del tiempo que llevaba viviendo Jamaica en Buenos Aires, se quedara a pasar la Navidad con ellos. Era verdad, ella no sabia como era pasar las Navidades en Buenos Aires, pero lo único que deseaba era poder volver a su tierra.

Desde ese día Jamaica empezó a hacer una cosa que nunca hacía: rezaba por las noches, pedía a su Dios que por favor hiciera algo para que su padre pudiera pedir unas vacaciones, de modo que se pudieran ir a España a pasar las Navidades. Para estos casos ella deseaba no ser hija única, quería tener más hermanos y que todos quisieran volver a casa, y también deseaba poder tener un amigo que no le llevara la contraria en nada, no le quedaba más remedio que hablar sola. Si se enfadaba gritaba, como sus padres le decían que no podía gritar porque vivían en un piso, daba patadas a todos los muebles que tenía en su habitación, se hacía daño, pero ella seguía pataleando. Para ella su habitación era un lugar sagrado, decía que muchas personas pensaban como su mejor amiga Andrea: que una habitación era un lugar que sólo servía para dormir, estudiar y hacer deberes. Ella no les llevaba la contraria, porque la habitación servía para esas cosas, pero ella añadía que también era su espacio para calmar las penas. Dibujaba cosas raras en un cuaderno especial que ella tenía y luego arrancaba la hoja, silbaba por la flauta de tal manera que sonara un pitido súper agudo. Ella solo estaba con sus padres cuando comían, cenaban o dormían, porque siempre estaban trabajando. Cuando silbaba con la flauta y llamaban al timbre, ella se escondía debajo de la cama porque sabía que eran sus vecinos. Si llamaban al timbre y ella no había hecho ningún ruido, abría la puerta. Escribía en su diario todo lo que le había pasado.

Como cada día, al llegar la noche ella puso la mesa, oyó que abrían la puerta, entraron sus padres a la cocina. Su madre sirvió la cena, su padre recogió la mesa. Jamaica se fue a la cama, leyó un poco y se durmió. Escuchó el ruido de los interruptores de la luz, sigilosamente entraron sus padres en su habitación a darle un beso de buenas noches. Jamaica giró la cabeza, sus padres se fueron a la cama, pero no a dormir. Pensaron en llamar a toda su familia, que se compraran un billete de avión y que se viniesen a Buenos Aires a pasar las Navidades, todo ello sin decírselo a su hija.

,           A la mañana siguiente, Jamaica se fue a comprar el pan, su padre a trabajar y su madre se puso en contacto con la familia, como habían acordado la noche anterior. Su familia estuvo de acuerdo, compraron los billetes y viajaron a Buenos Aires. El día de Nochebuena era sábado, y en el desayuno, dieron una noticia a su hija: habían llegado sus familiares a pasar las Navidades con ellos. Ella no se lo creía, y en ese momento, sonó el timbre, eran sus familiares: abuelos, tíos y sus dos primos. Jamaica se emocionó muchísimo. Les enseñó la casa, después de comer dieron un paseo. Al llegar a un parque muy grande se encontraron con Andrea y sus padres, se presentaron y siguieron todos su camino. Después del paseo se fueron a casa, porque al día siguiente ya era Navidad. Por la mañana, la familia de Jamaica se dieron los regalos que Papa Noel había dejado esa noche en su casa. Toda la familia estaba desayunando, hablaron de su nueva vida en Buenos Aires, y de todo lo que echaba de menos de España.

Todos juntos prepararon una estupenda comida. El menú consistía en productos españoles, difíciles de encontrar en Argentina, y que su familia llevó escondido en la maleta. Lo que más ilusión hizo a Jamaica fue cuando su abuela sacó de su maleta una caja con turrón. Jamaica disfrutó mucho esas Navidades, fueron inolvidables. Al terminar las fiestas sus familiares regresaron a España.

Días después, sus padres le contaron a Jamaica que prepararon el plan al ver lo triste que estaba por no poder volver a casa por Navidad, ella se lo agradeció muchísimo. Al acabar las vacaciones de Navidad y volver al colegio, se lo contó a todos sus amigos y profesores. Los que la rodeaban, vieron lo feliz que estaba aunque no pudiera haber ido a su país a pasar las Navidades.

Las clases siguieron su curso, ella cada vez estaba más contenta con sus amigos y con vivir allí. Jamaica echaba mucho de menos a su familia y amigos, y cómo se vivía en España y mejor, como se vivía en su pueblo, Castronuño. Se acordaba de la Muela, del Duero, y de las fiestas de San Miguel. Pero también estaba muy feliz de vivir en Buenos Aires.

Desde aquellas Navidades todo fue diferente. Un año las pasaban en Argentina y el otro las pasaban en España. Jamaica se sentía la niña con más suerte del mundo, cada año las disfrutaba en una zona del mundo.

 

Author: Castronuño

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