LA HERENCIA RECIBIDA

 

II Concurso de relatos breves de la Biblioteca Municipal de Castronuño

Título: La herencia recibida

Autor: Óscar Modroño Alonso, (Castronuño)

Categoría 4 (adultos)

 

Sábado, sonó el despertador,  había que madrugar pues teníamos que coger el coche y ponernos en camino según Google Maps, tenía 150 km, por delante hasta llegar a nuestro destino.

Todo esto empezó dos meses antes, recibiendo en casa mi madre una carta del juzgado de Medina del Campo, donde la informaban que según todas las investigaciones realizadas por el personal designado, habían llegado a la conclusión de que era la única persona encontrada, a la que la pertenecía una herencia de un familiar, una tía abuela que había fallecido con 96 años dejándola de heredera universal.

Citándola el sábado 15 de Abril  del 2000, en el despacho de la abogada que llevaba este caso.

Dª Elena García Muñoz colegiada nº 234567. c/ Artillería nº 1, Medina del Campo (Valladolid).

Yo tenía una mala racha en Madrid, que es donde  vivía, había roto con mi pareja después de ocho años, el trabajo me iba que no era poco, pero mal, el jefe me exprimía y la convivencia con los compañeros no era nada buena. Pero había que seguir, pues el alquiler había que pagarlo. Salía de casa en busca de mi madre y en el portal la vecina me saludó.

-Buenos días Hugo, ¿marchas de fin de semana?,

– Buenos días sí voy a pasar el fin de semana a tierras Castellanas,

– Disfruta que por ahí se come muy bien.

-Gracias así haré.

Monté en mi coche, recogí a mi madre, marcando la ruta, en hora y media ya habíamos llegado, iba conduciendo y pensando que con 27 años  nunca había ni oído hablar de la familia por parte materna, ni había pisado esa parte de España siempre tiraba para Valencia en cuanto podía a la playa.

Volví a preguntar a mi madre que como nunca me había hablado de su familia, de su  vida pasada,

– Así es   hijo vida pasada, de la cual no tengo ni buenos, ni malos recuerdos, era muy niña cuando marchamos del pueblo, si no te importa ya te lo contaré otro día te lo prometo.

Llegamos a Medina del Campo, media hora antes de la entrevista, aparqué dándonos  una vuelta por la Villa, ya que antes de venir me informe en Internet, para estar algo mas familiarizado con aquella .

Llamamos a la puerta del despacho cinco minutos antes de la cita, nos mandaron  pasar a la sala de espera y nos llamaron  a la hora fijada.

Al entrar en el despacho nos recibió una abogada elegante, morena y de buen ver que la verdad me encandiló al instante,

– Buenos días. ¿usted es Celia Alonso Rodríguez?

– Buenos días. y usted es ¿Elena García Muñoz? por lo que veo

– Exacto tomen asiento que les cuento.

–  Si por favor cuéntenos que estamos en ascuas.

– ¿Me imagino que usted será familiar verdad?  Me preguntó mirándome directamente,exacto soy Hugo su hijo.

– Muy bien empecemos entonces, abrió la carpeta y empezó la lectura, usted es la única familiar descendiente encontrada con vida, de Leonor Alonso Tomé, prima carnal de su abuelo paterno Basilio  Rodríguez Cea, la cual falleció hace un año, a los 96 años de edad en Castronuño dejándola como única heredera. Antes de continuar me veo en la obligación  de decirle   que tiene que firmar un documento,  donde usted esta a favor ó encontrá de la herencia .

Mi madre, estaba sentada, y con la vista puesta en la abogada que no paraba de explicar clausulas ,  hablaba y explicaba todo al detalle. Firmo la documentación aceptando la herencia.

– Veamos que me ha dejado mi familiar.

había heredado una casa con patio y bodega, un terreno de viñedos de unas cuantas hectáreas, maquinaria agrícola y dos burros.

-¡¡¿Perdón? ¿dos burros?!! Pregunto asombrada,

-Si dos burros que tenía su tía abuela,

-Y que hago yo con dos burros, los bienes materiales se podrían vender, ahora no se por cuánto. ¡¡Pero los Burros!!

-Elena prosiguió con el testamento, el precio total de su herencia corresponde a la cantidad de 1.500.000 de Euros.

Nos levantamos de un brinco de la silla como si nos hubiesen pellizcado con todas las ganas, quedándonos atónitos por las palabras que acababa de salir de la boca de la abogada.

– ¿Perdón que acaba usted de decir?

-1,500.000 de Euros, lo que acaban de escuchar, tiene a cargo una familia de seis trabajadores que le llevan todo lo relacionado con la casa y los majuelos.

– ¿Los qué? ¿Perdón que es eso?

Majuelos así se suelen llamar aquí a las plantaciones de viñedos.

Nos volvimos a sentar dando vueltas a las noticias recién recibidas, yo pensaba en mi madre, que de la noche a la mañana era rica y sin tener ni idea de cómo poder gestionar todo eso que se le venía encima.

Elena me devolvió a la vida real, ¿Hugo deberíamos si te parece bien acercarnos hasta las propiedades para que tu madre pueda poder ver de primera mano sus nuevas posesiones? ¿Te parece bien?.

– ¡Perfecto! cuando quieras contesté animado, pues tenía una especie de curiosidad interior por ver todo aquello que llamaba a nuestra puerta para cambiarnos la vida, esperando a mejorar claro.

Montamos en el coche, en media hora estábamos entrando en el pueblo. Elena nos llevó directamente a la casa, estaba situada en lo alto del pueblo, con un arco y un cartel donde ponía “Viñedos Alonso” desde 1950, entramos en una parcela con seis  hermosos olmos a cada lado del camino enormes y majestuosos, al final del camino empedrado estaba la casona porque era enorme de dos plantas, fachada de piedra blanca, con balcones y enredadera por la mitad de la fachada, que daba una imagen impresionante  de casa señorial, miraba a mi madre con cara de asombro.

– ¿Madre pero todo esto es tuyo y nunca me habías comentado nada ¿por qué?

– Hugo es una historia larga, ya te dije esta mañana que te lo contaría, tranquilo ahora nos toca disfrutar de todo esto, ¿tú quieres? Y si no, lo ponemos a la venta, eso lo hablamos esta noche tranquilamente si te parece.

Elena nos enseñó la casa, nos recibió una señora y dos chicas a la puerta, presentándose

– Buenos días señora Celia soy Aurora, y mis hijas Soraya y Melania, nos dedicamos al cuidado de la casa.

– Buenos días Aurora encantada, este es mi hijo Hugo., entramos por favor luego hablamos si te parece bien.

La casa, impresionante por fuera y por dentro, estaba en perfectas condiciones se podía entrar a vivir en ella en el momento, al terminar de verla nos llevaron a la bodega donde estaba trabajando el resto del personal, Antonio vino a saludarnos, según entramos en una gran nave repleta de cubas y con un olor característico a bodega,

– ¡Buenos días! Señora Celia bienvenida soy Antonio encargado de la bodega, de los viñedos y del jardín, junto con mis hijos, Julián y Alejandro.

-Encantada Antonio, este es mi hijo Hugo, perdona peroestoy un poco sobrepasada de tanta información en tan poco tiempo disculparme si parecemos asustados pero es que lo estamos, Antonio sonrió y nos enseñó todo aquello que me parecía inmenso y a la vez maravilloso.

Una vez terminada la visita, preguntamos a Antonio, ¡Algún sitio para poder comer algo en el pueblo por favor!

– Señora por favor mi mujer les ha hecho la comida, coman en la casa.

Perfecto conteste y nos dirigimos a la casa. Nos estaba esperando un cocido maravilloso, nos llevaron al salón a comer, allí los tres hablamos de los acontecimientos, después de comer Elena nos comunicó que marchaba que ella ya tenía todo lo necesario.

– Elena perdona que sea tan directo pero no conozco a nadie por aquí y si te parece bien y no te molesta me gustaría poder quedar contigo para tomarme algo, hablar y conocer estas tierras.

– Sin problema Hugo por mi encantada si quieres esta noche podíamos quedar a tomar algo,

no estamos tan lejos, me acerco yo o vienes tu a Medina?.

– Ya me acerco yo esta noche, si te parece bien en la puerta de tu despacho que es lo que conozco Perfecto pues allí a las once. Marchó dejándonos en la casa para poder hablar de todos los hechos acontecidos, ¡Hugo! dijo mi madre, ¿vamos a dar un paseo y hablamos si te parece?

Perfecto Madre, nos pusimos a andar por el pueblo acercándonos hasta un parque con unas vistas que eran impresionantes, donde un señor mayor nos explicó que era el mirador de la muela, cuyas vistas desembocaban en el meandro del rio Duero, y “la Reserva Natural Riberas de Castronuño”.

Nos sentamos en un banco mirando aquella maravilla, mi madre empezó a contarme su historia,

– Hugo, esta tierra es de donde tu desciendes, yo me fui de aquí con tan solo nueve años, tu abuela tuvo que emigrar a buscarse la vida fuera. Se quedó viuda muy pronto, y su hermana la buscó un trabajo en Madrid sirviendo en una gran casa. Ella dejo de hablar del pueblo de su gente y de su vida, yo crecí en la gran urbe, me hice gata, me olvidé de mis raíces, ya que la abuela no tenía ilusión de venir y a mí no me lo transmitía pues yo lo fui olvidando, luego todo fue rodado estudie, conocí a tu padre te tuve a ti, lo más grande que me ha pasado en la vida. Falleció la abuela, tú te ibas haciendo mayor y preguntabas, ¿mama no tenemos pueblo? ¿Por qué todos mis amigos en verano se van al pueblo y yo me quedo solo?, la culpa fue mía, la dejadez quizá la pena de mi madre por la pérdida de su marido tan pronto, no se todo se hizo una gran madeja, que nos llevó al olvido, cuando recibí aquella carta, algo se despertó dentro de mí, mis antepasados se acordaban de nosotros que maravilla, tengo familia todavía, mis raíces siguen latiendo.

No me acordaba de estas maravillosas vistas, date cuenta que me fui de aquí con tan solo nueve años, en 1957 la friolera de 51 años sin pisar esta mi tierra, siento haberte privado de todo esto por tantos años, el haber conocido aquí a gente de tu edad, disfrutar de los veranos y fiestas .

Espero que me perdones, pero podemos recuperar el tiempo perdido si quieres claro.

– Madre no tienes que pedirme perdón, fueron los acontecimientos, la vida, son cúmulos que se van uniendo y todo se va juntando, tranquila que no hay problema.  Nos unimos en un abrazo de esos nuestros que nos llenan de paz interior.

¿Entonces qué hacemos dije a mi madre. Yo sabes que ando mal en el trabajo y en Madrid no me ata nada, puedo pedir la cuenta y empezar una nueva vida aquí contigo, llevar la bodega y  creo que Antonio es un buen hombre y me enseñara todo lo necesario, y a ti te vendría genial el aire puro y la paz que se respira aquí.

– Hijo creo que tienes razón, nos venimos al pueblo a vivir, aquí quiero terminar mi vida donde nací y recuperar el tiempo perdido, ver si hay gente de mi edad que se acuerde de mí, de cuando era pequeña.

Nos levantamos, ya empezaba a oscurecer con una puesta de sol maravillosa reflejada en las agua del rio, encaminamos nuestros pasos hasta la casa, nos abrió Melania, comunicándola que por favor si podía llamar a su familia que queríamos hablar con ellos en el salón, en una hora se reunieron con  nosotros, los seis estaban un poco asustados.

– Buenas noches, bueno en primer lugar deciros a los seis que ha sido un placer el conoceros, tenéis la casa y la finca en perfectas condiciones, habéis estado un año sin saber que sería de vosotros a la espera de que se solucionase esta incertidumbre, pues bien llego el momento, hemos hablado y hemos llegado a la conclusión que nos quedamos, que nos gustaría que siguieseis trabajando aquí con nosotros, claro está si vosotros queréis?, ahora eso sí, queda terminantemente prohíbo tratarnos de señores aquí somos Celia y Hugo, ¿queda por este lado aclarado el tema?

– Antonio tomó la palabra diciendo que por parte de ellos sin problema, estaban encantados de que contaran con ellos para seguir con la labor, que lo que más les iba a costar es tratar a los dueños de tu, pero que con el tiempo saldría solo.

– Ahora quisiera saber las edades de vuestros hijos porque son jóvenes ¿verdad?, ¿no estudian?

– Soraya y Melania son gemelas tienen 20 años, estudian sacan buenas notas están en Valladolid haciendo  la carrera de  empresariales, ayudan a su madre los fines de semana y vacaciones, los chicos David tiene 24, si todo va bien este año terminara la carrera de derecho , pero prefiere estar aquí ayudándome le encanta el campo y el pueblo, Julián es el mediano 22 años, el único que no ha querido seguir estudiando, pero es el más trabajador de todos, le encanta el trabajo y es feliz aquí en la bodega, por nuestra parte, Aurora tiene 51 años, y yo 53.

¿ Aurora tienes 51 años?

– ¿Si soy de 1948 porque lo preguntas?

Eso es maravilloso, tendremos que hablar pues seguro que de pequeñas jugamos juntas, mi madre y yo marchamos del pueblo en 1957, conque nos tenemos que conocer, Mi madre se llamaba Petra quizás nos recuerdes, o las personas mayores se acuerden de ella.

– Muy bien pues entonces por nuestra parte sin problema, podéis seguir ayudando a vuestros padres pero siempre que tengáis vuestros principales cometidos al día, ósea los estudios son antes que el trabajo, acercándose mi madre hasta Julián, mira te respeto en que no quieras seguir estudiando, pero como nunca se sabe lo que nos depara el futuro, te aconsejo que con la edad que tienes podías hacer algún modulo, relacionado con el vino, ya que te gusta, y como te dije antes nunca se sabe, tú mismo a tu elección te queda claro.

Por otro lado, mi madre llamo a Antonio y le dijo, quiero que pongas al día a Hugo de todo, de momento seguirás a cargo ya que nosotros no tenemos mucha idea de esto, mejor dicho no tenemos ni idea de nada.

Aurora, me gustaría que a mí, me pusieses también al día de la casa y de lo cotidiano que se realiza en ella.

¡Por cierto!, Elena nos comunicó que teníamos dos burros, que por cierto no hemos visto, ¿ya no están aquí?

– Si señora, contesto Aurora, perdón quise decir Celia, están en la parte de atrás en las cuadras con gallinas, ocas, y cerdos.

– ¡¡Uffff!! Cuanto animal tenemos y que hacemos con ellos, vamos a ver, y me cuentas.

– Hugo te dejo con Antonio que te explique cenamos a las 21:00 si te parece bien, perfecto conteste, marché con Antonio al despacho donde me explico lo que se realizaba diariamente en la finca y poniéndome al día de todas las labores que no eran pocas.

El domingo nos levantamos pronto serían las nueve de la mañana, quería ver el pueblo los contornos, había quedado con Julián que me iba a llevar a ver los majuelos y donde estaban situados, al llegar,  las vistas desde aquel parque de la muela me sorprendieron, estas no se quedaban atrás, desde el viñedo se apreciaba todo el embalse con sus gran extensión de encinas, todo verde, y con una paz enorme, pasó el domingo tranquilo y descubriendo todo lo que teníamos por delante.

El lunes al levantarme llamé al trabajo para hablar con el jefe y pedirle la cuenta, me pasaría el miércoles por la empresa a por mí material ya que tenía otro trabajo mejor remunerado que el suyo, no puso pega alguna, cosa que a mí me alegró positivamente no tenía ganas de discutir con el.

Regresamos por la tarde a Madrid a solucionar papeles, realizar la mudanza para el fin de semana siguiente.

Me presente en el trabajo despidiéndome de mi jefe y compañeros, llamé al dueño del apartamento comunicándole que dejaba el piso el 30 de Abril marchaba fuera de Madrid a trabajar, mi madre puso a la venta su casa en la inmobiliaria que tenía justo debajo, en menos de quince días teníamos todo preparado para el cambio que iba a dar nuestras vidas.

El primero de Mayo de 2000, día del obrero pusimos rumbo a Castronuño a nuestra nueva casa y nuestro nuevo trabajo, ilusionados y expectantes por lo que se nos venía encima fuimos recorriendo los kilómetros que nos separaban, llegando a nuestro destino a la hora de la comida, Aurora nos estaba esperando con una riquísima paella, ya que como hacia tan bueno mi madre dijo de comer en el jardín con toda la familia.

Pasaban las semanas, trabajando y poniéndome al día de todo aquello, llegó el verano y con el buen tiempo el pueblo se fue llenando de gente y griterío de niños disfrutando de las noches sentado en  las terrazas, conociendo gente, que desde el primer momento fueron amables y acogedores.

Elena y yo seguíamos quedando, empezamos una relación, cada vez estaba más en casa le gustaba cada vez más también esta vida, ella seguía con su despacho.   Llegó mi primera vendimia, mediados de septiembre, Antonio me decía que este año con la sequía se adelantaría ya que la uva está muy madura. Cinco de la mañana ¡todos arriba! a trabajar, fue una experiencia  bonita pero a la vez matadora,  ¡mis riñones madre mía si no los sentía!. Para mí lo mejor los almuerzos con sus tortillas, chorizos vinos, pan recién horneado vamos que daba gusto. Ocho días nos llevó vendimiar todos los majuelos, Ocho días de paliza continuada donde cuando llegaba a casa y me duchaba, iba a la cama directo porque no sentía los riñones ni las manos, y eso que según me decían ya es menos trabajo, pues ahora ya no se pisan las uvas para eso existe esta máquina que separa el rampojo de la uva. Terminada la vendimia empezó una monotonía para mi deseada y merecida. Me ponía al día con los libros de contabilidad, con los pedidos. Mi madre retomó amistades de niña, ellos se acordaban de la pequeña Celia la hija de Petra. Seguían pasando los meses raudos, ya que no se paraba mucho, pues la finca tenía trabajo.

-Hugo, mañana hacemos un año aquí, ¿qué rápido se me ha pasado todo?¿ qué te parece?

– Un año ya madre, ¡pues sí, que se pasó rápido!, y lo mejor de todo es que no me arrepiento para nada de decidir venir hasta aquí sin conocer nada ni a nadie.

La empresa siguió creciendo con la denominación de origen de Toro entramos en un mercado más grande donde fuimos codeándonos con grandes bodegueros, entrando en un mundo del que nunca me imaginé poder pertenecer.

Elena y yo nos casamos en el verano  de 2011, una boda sencilla, en la finca con familia y amigos, pasó nuestro primer año de matrimonio viniendo al mundo nuestro primer retoño Henar una niña que nos alegró aún más la vida , .

Pasados dos años llegó Enzo, completando nuestra familia, la vida seguía su camino,

-Elena que piensas estas muy callada?

– Estaba pensando, lo feliz que soy a tu lado Hugo, nunca pensé que la vida me tuviese preparado este regalo, conocerte disfrutarte, vivirte, nos dimos un beso mirando aquella puesta de sol que desde el primer día que llegué a mi Terruño me tenía encandilado.

Pasaban los años llegando al actual 2018. Dieciocho años viviendo con Elena el mejor regalo ya somos mayores de edad en nuestra relación, nuestros hijos sanos disfrutando de una infancia feliz rodeados de familia y amigos que los quieren, la abuela es feliz viendo crecer su pequeña familia.

Nunca se sabe dónde se presenta una oportunidad para poder cambiar tu vida y mejorar, a nosotros nos tocó la lotería, no en una administración, si no en una Herencia recibida de la cual nunca pensamos que nos llamaría a la puerta.

 

 

 

 

Author: Castronuño

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