Marta y la mudanza

IV CONCURSO DE RELATOS BREVES DE LA BIBLIOTECA MUNICIPAL DE CASTRONUÑO

Título del relato: Marta y la mudanza

Categoría 1 (de 8 a 11 años)

Autor: Lucía González Gómez 

Marta era una niña de 10 años muy lista que vivía en Valladolid, una ciudad muy bonita. Le encantaba ir en bici, en patinete y era muy amable. A sus profesores les encantaba que sacara tan buenas notas. A Marta le encantaba vivir allí.

En Valladolid tenía a sus amigos, a su familia, a sus profesores…  Y todos los días daba un paseo con sus amigos y a veces con su familia. Un día, cuando se levantó para ir al baño a las once y media de la noche, pilló a sus padres diciendo que se iban a mudar a una casa en un pueblo llamado Castronuño, que estaba cerca de Valladolid. Al oírlo, Marta pegó un grito: ¡no me pienso mudar!, dijo muy convencida. Sus padres dijeron que no había otra opción porque Óscar, el padre de Marta, tenía un nuevo empleo. Él era funcionario y le habían trasladado.

Pasaron dos semanas y faltaba un día para mudarse. A Carolina, la hermana de Marta, una niña de 8 años, tampoco le hacía mucha gracia. Cuando Marta informó a sus amigos, ellos no estaban muy felices, al igual que sus familiares y profesores. Llegó el día. Faltaba una hora para que se mudaran. Ya habían recogido todo menos las cosas de Marta y Carolina, se negaban a recogerlas.  Y Marta dijo: ¡No me pienso mudar! Parecía muy enfadada. A Carolina tampoco le apetecía mudarse. Pero solo porque Marta le había dicho que allí lo pasaría muy mal. Pero no era cierto.

Al final sus padres tuvieron que recoger sus cosas a la fuerza. Fueron en coche, y cuando llegaron, Marta no estaba de buen humor. Decía que era un sitio horrible, pero lo que ella estaba haciendo mal era que no estaba mirando a su alrededor. Todas las personas eran amables y felices, los colores… A Carolina, en cambio, según llegó le gustó ese bonito sito. Visitaron los parques, el mirador de la Muela… Pero Marta seguía enfada por más que sus padres intentaban animarla, ponerla feliz… y por más que lo intentaban y lo intentaban, no conseguían que cambiara de opinión y mucho menos de humor. Ella odiaba ese pueblo sin haberlo visto. Pero en realidad era uno de los pueblos más bonitos del mundo.

Además, un día mientras bajaba las escaleras se cayó y se hizo una contractura. El médico le dijo que tenía que llevar muletas y que estuviera con ellas un mes y en reposo. A Marta ese mes se la hizo eterno. Extrañaba mucho su hogar, a sus amigos, a sus profesores… Todos los días a las 6:30 miraba por la ventana y cada vez le daban más ganas de ir a jugar con los niños del parque de enfrente. Pasó un largo mes para ella y después tenía ganas de ver el maravilloso pueblo.

Y por fin se curó. ¡Ya podía andar! Al principio del cole tenía mucha vergüenza, le costaba mucho acostumbrarse y notaba que a sus profesores no les caía bien, sus notas no fueron muy buenas y la costaba hacer amigos. Conoció a una niña de su edad llamada Luna y a un niño llamado Javier. Luna, era nueva al igual que Marta. Y Javier, ya era del colegio, pero le costaba mucho hacer amigos/as. Un día unos niños del último curso se metieron con ella y sin dudarlo sus amigos intentaron defenderla, pero ellos los ignoraban. Entonces Javier tuvo una idea: – Allí hay una profesora, vamos a decírselo -dijo.  Luna estaba de acuerdo y los dos se fueron a decírselo a lo profesora. Luna dijo – ¡Profesora, esos niños se están metiendo con mi amiga!  La profesora les castigó sin recreo durante dos días y ellos aprendieron la lección. A Marta le gustó mucho que sus amigos nuevos la defendieran. Para ella fue una muestra de amistad.

¡A ella le encantó ese lugar! Se acostumbró y en su diario secreto puso que no se quería mudar de ese maravilloso y bonito lugar. Un día sus padres querían gastarle una broma y la dijeron: Marta, estamos pensando en mudarnos otra vez a Valladolid, ¿qué te parece la idea? Al oírlo, Marta muy convencida dijo: – ¡No! Me quiero quedar aquí, por favor. Este sitio es genial -.

Ella estuvo pensando y pensando y se dio cuenta de que no debería haber juzgado a ese pueblo tan bonito porque se quería quedar en Valladolid. Desde aquel día lo recordó siempre.

Y así acaba esta historia con una niña viviendo muy feliz en su precioso pueblo Castronuño.

Author: Castronuño

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